Por qué el Colegio de Sociólogos y Sociólogas de Chile.

colegio conversatorio

 

perfil16julio2014

Por Marcelo Astorga Veloso.

Estudiante de Doctorado en Ciencias Sociales Universidad de Chile.

Miembro del Directorio del Colegio de Sociólogos.

No somos trabajadore/as. ¿O sí?

¿Qué hace un socióloga/o?. Responder esta pregunta en medio de un asado tiene varias alternativas. Para el caso que nos convoca, la cuestión es por qué nos cuesta asumirnos como trabajadora/es. Seamos consultora/es, asesora/es, científica/os, académica/os, funcionaria/os, sistematizadora/es, etc. la cuestión es pensar el cómo estamos inmersos en la organización social del trabajo al que concurren alrededor de 7 millones de chileno/as. ¿Qué lectura como Gremio podemos hacer ahí?.

La dispersión de la identidad trabajadora abstracta en intelectual y manual, hace caso omiso de nuestra real jornada laboral, en el que las formas contractuales (planta, contrata, honorarios e informalidad) son parte efectiva de un modelo de relaciones laborales.  Modelo que no ha tenido cambios desde 1979. Sólo un 12% de los trabajador/es en Chile está sindicalizado y el 78% gana menos de $500.000. ¿Tenemos una responsabilidad en ello?.

En un escenario de profunda e injusta desigualdad razones hay para confundirnos, en Chile probablemente la mayoría de los socióloga/os suele pertenecer al 10% más rico, en el que más menos, se comparte el nicho de la llamada élite profesional. ¿Posición contradictoria?,¿alto status pero sin propiedad?. Puede ser, el punto es cuándo y cómo lo real (ahí donde se golpean las cabezas) nos asalta de improviso con sus alertas: derechos laborales, salud, pensiones.  ¿Tenemos como gremio y cientistas sociales algo que decir?. Todo indica que sí.

 

La pasiones tristes y la sociología gremial.

Algo ocurre en nuestros grupos, una queja recorre persistente como un loop cada reunión, congreso y seminario apropiándose del ethos gremial. Informes del Pnud sobre la sociedad chilena nos dicen que un 63% declara dificultad para organizarnos, 91% desconfía del otro si este es extraño, 87% ve poco probable en recibir ayuda ante una agresión y que, respecto a ser feliz, un 84% declara que ello depende de lo que uno mismo haga y de su suerte. Y Boston.

La reunión sociológica tiene aspectos regresivos y proyectivos. Un tono de reclamo con la certeza de un destino de frustración. Un malestar congelado y un destino de sometimiento. Una culpa. Algo de esto hay, más en lo viejo que en lo nuevo, más en el norte que en el sur, más arriba que abajo. Habrá que ver.

Spinoza decía que las pasiones tristes son un nicho de melancolía y culpa que desprenden el deseo y la potencia de obrar. En éstas finalmente todo se reduce a un ilimitado esfuerzo por evitar el peligro.  ¿Qué pasiones convocan al gremio? preguntaba un estudiante hace unos días. ¿Qué pasiones queremos?.

No somos una familia.

Y qué bueno. Ni padres, ni hermanos, ni hijos. Podemos hacer un Colegio que no sea una familia ni ésta “la célula de la sociedad”.  Si hay algo que es preciso declarar es la necesidad de diferir sin competencias y cooperar sin sumisión. Vale la preocupación, somos parte de una sociedad chilena en el que el sentido común declara lo siguiente:  La obediencia y el respecto a la autoridad son las primeras virtudes que hay que enseñar a los niños (85%), Para que hagamos bien nuestro trabajo, es necesario que patrones y jefes nos indiquen cuidadosa y exactamente qué es lo que debemos hacer y cómo (74%), Más que discusiones entre nosotros, lo que necesitamos es un jefe (53%).

¿Qué planes tenemos?. Les invitamos a un Conversatorio este jueves 23, a las 19.00 hrs. al 8º Congreso de Sociología en la Sede de la Universidad Central de Chile ciudad de la Serena.

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